TENER
AUTORIDAD
Ya
hemos visto las ocasiones en las que habrá de tratar con personas que están
por encima de usted, pero también se darán circunstancias en las que sea
usted quien ocupe esa posición. Puede ser como jefe de un departamento en
el trabajo; como cabecilla de un grupo o un equipo o incluso como padre
con responsabilidad sobre uno o mas hijos Sea cual sea su posición, para
facilitar la comprensión de esta sección me voy a referir a usted como
el «supervisor».
El
primer requisito básico para un supervisor en cualquier campo es ser un
buen comunicador. Ha de ser capaz de dar y recibir información, exponer
claramente lo que desea y por qué lo quiere de ese modo. También ha de
escuchar con atención cualquier respuesta que reciba, agradable o
desagradable. Cuanto mayor sea su predisposición a discutir los asuntos
con quienes tiene a su cargo, mejor ambiente habrá y más fácil será
que consiga sus metas. La mejor comunicación con las personas que
trabajan para usted, no sólo les ayudará a saber lo que han de hacer,
sino la finalidad de su trabajo; con ello, conseguirá mayor lealtad y
esfuerzo de todos,
Sea
cual fuere su posición, mantener buenas relaciones es de vital
importancia en todas las esferas, en la de quienes están a su cargo, en
la de sus compañeros y (si es en el mundo de la empresa) en el de sus
propios ejecutivos.
Si
desea la lealtad de los que le rodean, usted también ha de ser leal. Se
ha de dar crédito a quienes lo merecen y felicitar a las personas
pertinentes. Hay demasiados directores que están dispuestos a aceptar las
medallas en nombre del grupo sin que éste ni si quiera se entere.
Esto
no sólo es injusto, sino que es probable que desanime a los demás para
que sigan esforzándose en el futuro. A fin de cuentas, ¿qué más da si
nadie se va a enterar?
Como
supervisor, muchas personas vendrán a ver le para pedirle que les ayude a
resolver sus problemas. (En algunos casos, si se da cuenta de que hay un
problema, puede que tenga que ser el primero en dar el paso.) Para
conservar la lealtad y confianza de estas personas, ha de intentar
ayudarlas a solucionar sus problemas sin delegar esa función en nadie más,
a menos que crea que es totalmente necesario. Incluso en tales casos, ha
de decirle a la persona con la que esté tratando que lo hace por su
propio bien, y si es viable le ha de pedir permiso para hacerlo, También
habrá momentos en los que usted crea que sería más conveniente
solicitar ayuda externa y, aunque no obligar a la otra persona a hacerlo,
puede intentar persuadirla.
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Para dirigir a los demás se necesitan muchas aptitudes. Ha de ser capaz
de:
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Saber delegar.
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Motivar a los demás.
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Asegurarse de su compromiso y demostrar el suyo propio.
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Conseguir que le vean como alguien que hace frente a las dificultades en
vez de huir de ellas.
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Representar a su equipo ante la más alta autoridad si es preciso.
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Demostrar que sabe hacer bien su trabajo.
Delegar
no significa sacarse el trabajo de encima. En su puesto, puede que sea
responsable del están r de calidad que logra su equipo, pero como persona
usted es responsable de sí mismo y de sus logros personales.
En
cualquier situación de grupo, ya sea en la fa ha o en el trabajo, es
posible que haya desavenencias y diferencias de opinión. De usted depende
como líder evitar involucrarse personalmente y actuar a mediador,
poniendo todo su empeño para que as cosas vuelvan a su cauce lo antes
posible. Esto no implica ser justo, sino que le vean como tal, aun que su
propia inclinación natural o experiencia previa le induzca a creer más
en una persona que en otra. Cada parte implicada tendrá la oportunidad de
dar su versión de la historia, aunque es mejor hacer esto delante de
alguien más, sobre todo si se requiere algún tipo de acción
disciplinaria. Si estos problemas surgen con cierta frecuencia, puede que
sea el momento de buscar la raíz del asunto y ver si puede hallar la
causa subyacente.
En
el caso de que se encuentre en una posición de autoridad, tendrá que
aceptar que es probable que haya momentos en que los demás se acerquen a
usted para hablar de sus problemas. Esto es algo para lo que cualquier líder
que se precie ha de estar preparado. De hecho, si no sucede nunca
significa que los miembros de su equipo, o no le ven como tal, o no confían
en usted. Como es lógico, no podrá hallar so lución para todos los
problemas, pero ha de ser capaz de poder dirigir a quien le pide ayuda a
la persona u organización pertinente.
Puesto
que como supervisor también es visto como consejero, ha de ser capaz de
interesarse genuinamente por todos los miembros del grupo, incluso por los
que no siente una empatía natural. No hay modo de que pueda resolver el
problema de otra persona, pero puede ofrecerle consejo y comprensión, y
ayudarle a hallar un medio para que pueda resolverlo por sí misma. Ni que
decir tiene que cualquier consejo o ayuda relacionado con problemas
personales (a diferencia de lo que sucede con los laborales) ha de ser
tratado con absoluta confidencialidad. Puede aconsejar a alguien que hable
con otra persona, pero usted no puede hacer lo en su nombre.
El
papel de consejero o asesor nunca es fácil, pero hay unas cuantas reglas
básicas que siempre se habrán de tener en cuenta:
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Siempre ha de observar una estricta confidencialidad.
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Escuche bien todo lo que le digan y responda de manera que quede claro que
ha entendido bien.
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Dé cualquier consejo que considere oportuno, aunque no sea lo que la otra
persona quiere oír, in tentando siempre ser lo más positivo posible.
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Si usted no puede ayudar a esa persona o no se considera capacitado para
ello, dígaselo y ofrézcase a presentarle a alguien que sí podría.
DELEGAR