LOS
QUE PIERDEN EL TIEMPO
Por
una parte están las personas que pierden el tiempo deliberadamente porque
no quieren hacer su trabajo. Por otra, están los que se despistan fácilmente
y acaban haciendo otras cosas que no son las que se supone que han de
hacer.
¿Por
qué?
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Quizá nadie les explicó bien las normas; por consiguiente, no están muy
seguros de lo que han de hacer. También puede ser que la persona que les
dio las explicaciones diera por supuesto que le habían entendido, cuando
en realidad no fue así.
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No comprenden el hecho de que en los negocios el tiempo es oro. Como
reciben el mismo salario al final del mes o de la semana, no tienen en
cuenta el coste real de cualquier proyecto.
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Alegan que «todo el mundo hace lo mismo», y sus diez minutos de pausa
para el café se convierten en veinte sin darse cuenta de que diez minutos
diarios dos veces al día suman casi dos horas de trabajo perdidas a la
semana.
¿Qué
se puede hacer?
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Asegurarse de que entienden que el tiempo perdido cuesta dinero. Si no se
trata de una situación laboral, puede explicarles que malgastar el tiempo
impide que tanto ellos como los demás puedan hacer otras cosas.
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Hágales ver que es injusto y molesto que obstaculicen el trabajo de los
demás.
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Utilice el enfoque del «palo y la zanahoria» dejando claras las
consecuencias de su pérdida de tiempo, tanto si significa que ellos tendrán
menos oportunidades para hacer lo que realmente desean como que no se les
tendrá en cuenta en las promociones, pagas extras, etcétera.
LOS
QUE SE AUSENTAN MÁS DE LO QUE DEBIERAN