LA
MOTIVACIÓN
Si
usted se encuentra en una posición de mando, parte de su trabajo consiste
en motivar a quienes le rodean. Sin una buena motivación, las cosas no
funcionarán del mismo modo; en realidad, empezarán a deteriorarse. Lo
positivo atrae a lo positivo, así como lo negativo atrae a lo negativo,
por lo tanto la actitud que demuestre y el entusiasmo que sea capaz de
generar es de vital importancia si desea ver esa misma actitud en los
otros miembros de su equipo.
Recuerde
que todo aquel que haga un esfuerzo para hacer algo bien, desde el niño
que pone la mesa por primera vez hasta el ingeniero que diseña un nuevo
componente, merece que su esfuerzo sea reconocido. Si no le da las gracias
o halla otra forma de comunicarle que se valora lo que está haciendo, no
es probable que vuelva a poner el mismo empeño en el futuro. Hasta puede
llegar a conseguir que se convierta en una persona difícil. No piense que
los demás se darán cuenta automáticamente de lo mucho que usted aprecia
sus esfuerzos; pocas personas leemos el pensamiento y, en cualquier caso,
a todos nos gusta que nos lo digan.
Del
mismo modo que a veces usted considerará más apropiado delegar
funciones, también se ha de ofrecer a otros esa oportunidad. Esto no
significa que les permita eludir sus tareas. Sin embargo, aprender a
delegar forma parte del desarrollo y se ha de fomentar siempre que sea
posible.
Utilice
técnicas didácticas para explicar a los de más cómo le gustaría que
hicieran las cosas. Observando sus habilidades empezará a tener más
confianza en ellos. Ellos, a su vez, también se darán cuenta de que
usted reconoce lo que hacen y aumentará su confianza en sí mismos. Todos
disfrutamos más de nuestro trabajo cuando sabemos que lo estamos haciendo
bien.
Aunque
es esencial que exista alguna forma de supervisión, especialmente en las
primeras etapas, in tente hacerlo con discreción, de modo que nadie
sienta que usted está rondando a su alrededor u observando todos sus
movimientos. No hay nada que ponga más nervioso o induzca más a la
incompetencia incluso en los que saben lo que hacen. Intente hallar ese
deseado equilibrio entre estar disponible cuando se necesita su ayuda y la
observación forzada de los que realmente no la quieren.
Cuando
surjan los problemas, puesto que es natural que asiera suceda, haga lo que
pueda para ayudar a encontrar soluciones con la mayor brevedad posible.
Las discusiones o las situaciones conflictivas pueden destruir la motivación
y, si una persona se desmotiva, puede transmitir fácilmente ese
sentimiento al resto del grupo.
EL
LIDERATO