CÓMO TRATAR CON
PERSONAS DIFÍCILES
Guía
Práctica Basada en las Investigaciones de Ursula Marka
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¿CÓMO REACCIONA USTED?
Quizá sería conveniente
examinar primero sus propias reacciones con los demás. La respuesta
instintiva, aunque a menudo comprensible, no siempre es la mejor desde
ninguna perspectiva. Las personas difíciles están tan acostumbradas
a emplear una serie de tácticas, que es muy probable que caiga de
lleno en su trampa y les dé pie para que la ataquen. En lo que a
usted concierne, es fácil que acabe enfadado, frustrado y decepcionado
consigo mismo. Es mucho mejor pensar antes de reaccionar y aún mucho
mejor si antes ha elaborado su estrategia.
Si sabe que está
relacionándose con una persona que siempre es difícil y que trata a
todo el mundo de la misma manera, intente no tomarse lo que dice como
algo personal. No es realmente a usted a quien ataca: su actitud sería
la misma con cualquier otra persona. Esto no justifica esa conducta en
modo alguno, pero puede ayudarle a no sentirse tan incompetente.
Pregúntese qué tipo de
reacción tiene con una persona difícil que usted conozca.
¿Reacciona de forma muy negativa? Si es así, ¿por qué razón?
Deténgase a pensar racionalmente cuál debería ser su forma de actuar.
Estallando y entablando una feroz batalla verbal no se consigue nada;
lo único que hace es ponerse a la altura de la persona que ha
provocado tal situación.
Puede elegir el modo en que
reacciona y responde ante la gente. Al ir trabajando con esta guía
comprenderá las opciones que tiene y aprenderá a reconocer cuál es la
mejor y la más apropiada en cada caso. Podrá incrementar sus puntos
fuertes (y se supone que disminuirán los débiles) y aprenderá a no
dejarse arrastrar hacia una respuesta que no le conduce a ninguna
parte y que le deja agotado y desengañado de sí mismo.
Todo esto no significa que
tenga que decir siempre que sí o ceder ante quienes tratan de influir
en su conducta. Ni siquiera implica que no pueda enfadarse. Por
supuesto que puede. La ira es una emoción natural y con frecuencia
justificada y no hay nada de malo en ella; lo que importa es el uso
que hace de la misma y cómo la expresa. Media un abismo entre estallar
en un ataque de rabia y decir a la otra persona (tranquilamente y con
control): «Estoy furioso porque...».
Esta última forma es asertiva y mucho más eficaz, puesto que es
probable que su oyente se entere de lo que usted le quiere decir. Si
grita y vocifera, la otra persona hará lo mismo y ninguno de los dos
se enterará de lo que dice el otro.
Para comprender mejor sus
reacciones ante las personas difíciles, hágase las siguientes
preguntas:
¿Desea realmente estar bajo
el control de los demás?
Muchas veces es eso lo que
sucede y el único que lo sufre es usted. La persona difícil sigue a su
aire, convencida de que ha vuelto a ganar.
Del mismo modo, si permite
que la conducta manipuladora de los demás le lleve a una reacción ex
trema y forzada, el único que va a salir perjudicado es usted mismo.
Con esto no sólo no conseguirá la res puesta que desea, sino que se
sentirá exhausto por sus emociones y decepcionado con su propia
conducta.
¿Cual es
su reacción cuando se en/renta a alguien que está furioso con usted?
¿Manifiesta también su
furia? ¿Se pone a la defensiva y da excusas que la otra persona no
escuchará, o se echa atrás y se escabulle? Todas estas reacciones son
negativas, tanto si su ira está justificada como si no. Por otra
parte, lo más probable es que se sienta enojado, no sólo con la otra
persona, sino con usted mismo por actuar como lo ha hecho.
¿Habla
consigo mismo deforma negativa?
Ya sabe, el tipo de
reflexión como: «Me da miedo esa entrevista, siempre me pongo en
ridículo» o «Realmente, odio los lunes». Si tiene que acudir a una
entrevista, lo único que puede hacer es prepararse lo mejor que pueda
e intentar estar lo más calmado posible el día en cuestión. En lo que
respecta a los lunes, hubo una semana pasada y va a haber una semana
próxima, de modo que es mejor que se vaya acostumbrando.
Este tipo de pensamiento
negativo hace perder mucho tiempo. Tanto si la entrevista (o el lunes)
va bien como si no, habrá estropeado el compás de es pera con sus
temores.
¿Cómo
responde a la crítica?
Hay personas a las que les
encanta criticar a los demás. Les hace sentirse bien y les da
sensación de poder. Al igual que un bravucón sólo atormentará a una
víctima fácil, cuanto mayor sea la reacción de la persona afectada,
más se ensañará el crítico con ella. Del mismo modo que sucede con el
bravucón, los que critican tienden a ser cobardes morales que se
dedican a desprestigiar a los demás para ocultar sus propias
inseguridades y tener una opinión más alta de sí mismos. (Aquí no
estoy hablando de una crítica genuina y fundada, expresada de forma
constructiva, sino de los que disfrutan haciendo que los demás se
sientan infravalorados.)
¿Se pone inmediatamente a
la defensiva cuando recibe tales críticas? Quizá supone que la crítica
está bien fundada (¡cómo le gustaría eso a la otra persona!) y se toma
muy a pecho todos sus comentarios sin detenerse a analizar su validez.
Tal como irá descubriendo, hay formas de frenar la crítica maliciosa y
hacer frente asertivamente a la situación.
¿Tiene
siempre una visión negativa?
Repita muchas veces que
«todo ha ido mal desde que me cambié de casa» y así sucederá.
Convénzase de que está teniendo «uno de esos días» y lo tendrá. Su
visión negativa no sólo le hará ver el lado negro de las cosas, sino
que también hará aflorar los aspectos más negativos en los demás.
Si se da cuenta de que se
está comportando de ese modo, vale la pena detenerse a hacer un
balance de su situación. ¿Qué es lo que verdaderamente ha ido mal
desde que se mudó de casa? Haga una lista y estúdiela, ¿Habrían
sucedido, de todos modos, en su anterior domicilio algunas de las
cosas de la lista? Ahora haga una lista de todo lo que ha ido bien des
de que se encuentra en su vivienda actual, cosas que de otro modo
quizá no se hubiera detenido a examinar en profundidad desde su pozo
de oscuridad. Estoy segura de que, si es sincero, podrá descubrir una
serie de hechos de mayor o menor importancia para añadir a su lista de
factores positivos, (Al menos se siente lo bastante bien como para
sentarse a escribirla.)
Aun cuando mire la lista de
las cosas negativas, ¿tiene la culpa de todo la casa, el día, el
tiempo o cualquier otra cosa a la que usted haya decidido culpar?
Intente ser más positivo y anote las cosas buenas a medida que van
sucediendo, incluso las que parezcan más insignificantes.
Realmente funciona.
¿Se
guarda sus sentimientos, sean buenos o malos?
¿Le cuesta decir «te
quiero» o «no me gusta lo que has hecho»? Es posible que no le cueste
decir una cosa pero sí la otra. Muchas personas han sido educadas en
la creencia de que siempre han de ser amables y no han de decir nada
que siente mal a los demás, Eso está bien, pero no cuando conlleva
aceptar malos modales o un trabajo mal hecho. No hay nada malo en
expresar lo que se siente siempre que se haga sin agresividad y de
forma productiva. Nunca perderá a los buenos amigos, y los que no lo
son de verdad los perderá de todos modos.
Al disfrazar sus emociones
sólo conseguirá hacer se daño y acumular estrés. Su opinión de sí
mismo bajará aún más a medida que su sentimiento de incapacidad
aumente. También se creará problemas, ya que los demás (especialmente
las personas difíciles) o ni siquiera se fijarán en usted o lo
elegirán como blanco de sus ataques.
¿Quizás
usted cree que ha de decir lo que piensa sin que importen las
consecuencias?
Párese un momento a
reflexionar sobre cómo se siente cuando otras personas actúan de ese
modo. ¿Realmente desea hacer sufrir a los demás?
Decir lo primero que pasa
por la cabeza sin pensar en los efectos que ello tendrá sobre los
demás ha ce que la gente se aleje de nosotros. Es posible que acabe
creyendo que el mundo está en su contra, Este es un sentimiento muy
triste de por sí, pero lo peor es cuando uno se da cuenta de que ha
sido él mismo quien lo ha provocado. Te puedes encontrar atrapa do en
una espiral de emociones negativas que es muy difícil frenar.
TIPOS DE CONDUCTA
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